El uso de las mascarillas se ha convertido en algo constante y habitual en nuestro día a día. Dentro de nuestra rutina diaria y con motivo del COVID-19, al salir de casa no podemos olvidarla y por ello es uno de los complementos que más utilizamos.
Hasta ahora, la mayoría de las personas, no estábamos acostumbradas a usar recurrentemente un complemento como la mascarilla facial y eso ha sido un gran cambio en nuestras vidas.
Esta pandemia tiene y nos dejará muchas secuelas ya no solo relacionadas con la enfermedad provocada por el virus y sus consecuencias económicas mundiales.
A pesar de todo esto, estar obligados a utilizar mascarillas no tiene por que implicar que dejemos de lado el aspecto y cuidado de nuestra piel, sobretodo la de nuestra cara.
Hay otro gran problema que está surgiendo y que está relacionado con la salud de nuestra piel, la maskné o también llamada acné mecánico.
La maskné es producto de la exposición continua de las mascarillas, roce repetitivo, inhalación/exhalación con la cara tapada, falta de transpiración y que afecta tanto a las mujeres como a los hombres.
Cuando llevas mascarillas y vas respirando o hablando, se genera aire caliente que va almacenándose en la zona y que además de molesto crea un ambiente húmedo y cálido. O sea, el entorno ideal para que se desarrollen las bacterias, levaduras y otros tipos de flora como los ácaros de la piel.
Si tienes o te han salido por tu cara granitos o rozaduras por la zona donde usas la mascarilla es muy probable que la consecuencia sea el uso de la mascarilla y por consiguiente, tienes maskne.